Los perros japoneses
Todo empezó con la primera expedición japonesa para la Antártida en 1957. Los expedicionarios eran 11 y llevaron con ellos a 15 perros de la raza Husky Sakhalin. El motivo de llevarlos allí era que los canes tirarían de los trineos cuando los expedicionarios salieran.
Un año después el segundo equipo se disponía a llegar a la base en la Antártida para reemplazar al primer equipo, sin embargo quedaron sin poder salir del barco que quedó atrapado en hielo a mucha distancia de la base japonesa.
Los tripulantes del barco más tarde fueron rescatados y la segunda temporada fue suspendida. Los primeros expedicionarios fueron sacados por helicóptero del lugar y los perros fueron abandonados a su suerte, lo lamentable es que todos estaban atados. Eso provocó un escándalo en Japón, sobre todo en la comunidad que protege a los animales.
Al tercer año de la primera expedición llegó otro equipo a la base, la sorpresa que tuvieron es que de los 15 perros, ocho habían logrado soltarse, seis nunca fueron encontrados, y hubo dos que sí. Lamentablemente 7 murieron atados
Los dos que aparecieron con vida fueron Taro y Jiro. Estos dos tuvieron la capacidad de sobrevivir a las inclemencias y se alimentaron cazando pingüinos y focas. Taro volvió a Sapporo, su ciudad de origen, y vivió en la Universidad de Hokkaido hasta que falleció en 1970. Jiro permaneció en la Antártida y falleció en 1960.
Sobre esta bonita historia, la Walt Disney Pictures en el 2006 produjo el filme “Eight Below”, película que les recomiendo ver.
Los dos canes son expuestos en la Universidad de Hokkaido y en el Museo del Parque de Ueno, Tokio, y en todo Japón pueden encontrar monumentos a estos perros famosos. El más reconocido de todos es uno que fue erigido a los pies de la Torre de Tokio en el año 1959 como una forma de llamado a la Prevención del maltrato animal. Ésta es una grandiosa historia.
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