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martes, 25 de abril de 2017

Rescate y liberación de Britches, el bebé Macaco

Rescate y liberación de Britches, el bebé Macaco
En 1985 un grupo de activistas del Frente de Liberación Animal, entró en las instalaciones de un Bioterio del centro de experimentación, con animales en la Universidad de California. Allí encontraron terribles y crueles experimentos que sembrarían el odio contra la Ciencia.
Uno de los animales afectados era Britches, un bebé Macaco al que le fueron cosidos los párpados para estudiar si la ceguera permanente conllevaba daños cerebrales. Además, le sometieron a interminables sesiones de decibelios para comprobar su reacción.

Tras ser rescatado, Britches fue cuidado las 24 horas del día, con el objetivo de sanar sus heridas físicas, pero sobre todo las psicológicas. Cuando el mono estuvo mejor, fue trasladado a vivir a un santuario en compañía de una mamá macaco que ya había criado a otros animales huérfanos. Gracias a un grupo de personas, Britches recuperó la vida animal de la que había sido despojado.

El Koala Sam, salvado de los incendios en Australia

El Koala Sam, salvado de los incendios en Australia

Tras los terribles y devastadores incendios que asolaron Australia en 2009, la historia del rescate del Koala Sam a manos de un bombero llegó al corazón de muchas personas.

El koala se encontraba herido, sediento y perdido tras el incendio en el bosque de Port Lincoln. Su destino era morir entre las cenizas, correr la misma mala suerte que otros animales del bosque. Afortunadamente, un bombero se topó con él y lo primero que hizo fue hidratarlo con una botella de agua, como si de un bebé humano se tratara. Tras recuperar el aliento, el animal que tenía quemaduras de consideración en las patas y en la piel, fue trasladado a un centro de cuidados donde se recuperó perfectamente.


Capitán, el perro que vive junto a la tumba de su dueño

Capitán, el perro que vive junto a la tumba de su dueño


Desde que Miguel murió, su perro Capitán se siente muy solo. Una de las formas

que tiene de expresarlo y estar más cerca del que fue su amo y cuidador es

acercándose cada día a la tumba, en la ciudad argentina de Córdoba, y

tumbándose encima.

Según explicó la esposa de Miguel, el perro fue un regalo para su hijo. Días

después de la muerte de Miguel, Capitán desapareció de casa; estuvo durante un

tiempo durmiendo en la calle, hasta que le perdieron el rastro.

Un día, madre e hijo fueron a visitar la tumba de Miguel y se encontraron allí a

Capitán. "El perro se nos acercó ladrando, como si llorara", confiesan. Aunque

lo llamaron el can permaneció inmóvil, en la tumba. Una semana más tarde

volvieron al cementerio y se toparon de nuevo con Capitán. Esta vez regresó con

ellos a casa, pero sigue visitando la tumba de Miguel a diario.